
“No se puede calcular el daño realizado por las multinacionales”
En el Territorio Campesino Agroalimentario Laguna de Lipa, Soberanía, Vida y Resistencia Popular, ubicado en Caño Limón, en el municipio de Arauquita, la Caravana Humanitaria fue recibida por Dixon Torres, Coordinador Departamental de la Asociación Campesina José Antonio Galán Zorro, junto con miembros de la Guardia Interétnica Campesina y Popular, ASOJER y la Junta de Gobierno del TECAM. Este territorio, recuperado en los años 80 tras décadas de extractivismo petrolero, alberga hoy a la cuarta generación de familias campesinas que luchan por permanecer en sus tierras.
El origen de este territorio se remonta a la llegada de 175 familias campesinas que, a partir de 1993, comenzaron a denunciar la violencia armada perpetrada en su contra. Estas agresiones, promovidas por la empresa multinacional Oxy (Occidental Petroleum), contaron con el respaldo de actores como el ejército, la policía, la SIJIN, fuerzas paramilitares y la seguridad privada de la compañía. En aquel entonces, el INCORA prometió la reubicación de las familias campesinas, una promesa que nunca se cumplió, ni por esta institución ni posteriormente por el INCODER.

“Lo que era un santuario hoy son 28 fosas de petróleo atravesadas por un ferrocarril; lo que era un espejo de agua, hoy es rastrojo”, denuncian las comunidades, quienes también enfrentan enfermedades causadas por la contaminación del agua, plagas de zancudos, y la falta de servicios básicos como salud, educación, energía eléctrica y acueductos.
No obstante, la resistencia campesina ha encontrado fuerza en la organización comunitaria y en proyectos productivos que reivindican el territorio como un espacio de vida digna. Ejemplo de ello es el procesamiento de cacao, una actividad que ha llevado a las cooperativas COOMPROCAR y COOPROCOR a ganar premios internacionales por la calidad de su producto. Estas iniciativas no solo fortalecen la economía local, sino que también promueven la autonomía de las comunidades y su compromiso con el cuidado del territorio.
A pesar de los esfuerzos por avanzar en sus planes de vida, la amenaza de nuevas multinacionales como SierraCol persiste, así como el impacto ambiental generado por años de extractivismo. La Caravana Humanitaria, en su visita al territorio, ha sido testigo de la valentía y determinación de las familias campesinas de Caño Limón, quienes, a pesar de los enormes desafíos, continúan luchando por la permanencia en su territorio y la construcción de un futuro digno para las generaciones venideras.